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Los Brujos, conjunto ye ye
Haciendo honor a la iniciativa tradicional de sus gentes, y en pleno «Big-Bang» de la música moderna iniciada altos atrás por Los Beatles, en el año 1.969 surge —como era de esperar en Villafranca- el conjunto ye ye de música moderna Los Brujos, que dio al traste con las orquestinas procedentes de la banda de música “Los Grandis” y “Los Chiquis”. Después del primer éxito, convivieron y colaboraron por mutua conveniencia en amor y compaña, con la armonía propia de los buenos músicos (unos por vocación y todos por afición). Ajenos al estado de excepción en el que estaba sumergida España por aquellos entonces, un grupo de amigos Alejandro Beldad, Pedro Galán — que en gloria este-Julián Sánchez-Roldan y Eusebio Pozo de edades comprendidas entre quince y dieciocho arios, con enorme ilusión, escasa formación musical y menos medios que la rondalla del «Tío Evaristo- – de la que procedíamos algunos- decidimos organizar el conjunto músico vocal (haciendo voces éramos un primor). Disponíamos de nuestro cuerpecillo, cuatro o cinco cajas de cartón y una tapa de lata de escabeche de rueda Ortiz que sonaba divinamente, alguna cobertera y dos palillos que nadie sabe como los logro el batería -el amigo Julián- Con tales aparejos y unos enormes dotes para la percusión (como demostraría posteriormente a lo largo de su carrera musical), conseguía ritmos y sonidos que si no fuera visto con nuestros propios ojos, todo el mundo diría que estábamos ante Félix, aquel batería ilustre de Los Pekeniques, incluso del mismísimo Ringo Star. Es fácil suponer lo que fue capaz de hacer cuando se vio ante una batería de verdad. Y sus innatas condiciones y facultades para la música
¡Qué decir de Alejandro -Jai para los amigos! , alma del grupo. MUSICAZO donde los haya, capaz de escribir mentalmente la música que este oyendo por primera vez, característica esta de los grandes maestros (era el único que sabía afinar las guitarras con garantías) Nos explicaba las notas y el compas, cuando había que entrar uno u otro. Y en fin, estaba en todo porque sabía de las debilidades como corresponde al maestro, y era y lo sigue siendo, un virtuoso de la guitarra, el acordeón y el piano. Tuvo por maestro al famoso y renombrado guitarrista Engale, (negro, por más señas) natural de La Guinea Ecuatorial, (razón por la que es tan gustoso y conocedor de la música de Cabo Verde). Perfeccionista en la ejecución, no permitía ni un fallo. Talento desaprovechado para la música; aunque los amigos lo disfrutamos y admiramos siempre que se presenta la ocasión En resumen, i EXCELENTE MUSIC0!; Único en su género y mejor persona. Pedro y Eusebio eran los más flojos pero no lo sabía nadie, y tenían otras virtudes muy apreciadas para el conjunto. Disimulaban sus carencias con la guitarra; Eusebio practicaba las notas más sencillas sin fallo ninguno, y punteaba con mucho esmero —sus primeros pasos fueron con la bandurria, y eso es fundamental para el punteo- . Cantaba por Adamo, y las chicas que no eran fans de Raphael estaban encantadas con él. Por el contrario, Las que si eran entusiastas del chico de Linares opinaban que bueno…sí, pero con muy poco convencimiento. Era el mayor en años, y ejercía con mejores fundamentos que los demás, la moderación y el comedimiento. Disciplina en los ensayos, nada de elegir canciones estridentes en el repertorio, y permanente freno en el cante, baile y vestimenta de Pedro. Él era el más moderno y ye ye de todos; cantaba divinamente todos los palos, incluso en ingles si se trataba de versiones originales. Las baladas las ejecutaba que daba gloria oírle (en particular La mano de Dios, de Valen), se te saltaban las lagrimas del sentimiento que le ponía Y en definitiva, las cantaba como los ángeles. Con sus pantalones campana, sus largos cabellos negros al uso por entonces, sus camisas de florecillas — muy vistosas al estilo de Antoine, el francés- y su bien parecido y mejor planta, hacían recordar al cantante — también se llamaba Pedro-de “Lone Star”, grupo catalán de gran éxito y categoría. Otra habilidad muy apreciada por los demás, era que con el tiempo aprendió como nadie a esquivar los calambrazos que nos sacudían los micrófonos, pues sin saber causa ni razón siempre estaban comunicados al decir de los entendidos. Pedro se nos fue años después, pero su entrañable recuerdo permanece en nuestros corazones, y desde éstos párrafos le brindamos nuestro más sentido homenaje y reconocimiento. Todos los que le conocimos, sabemos de su bondad y su alegría de vivir, de su inagotable ingenio La vida fue muy injusta con él. ¡Te queremos, Pedro! Y completado el semblante humano y musical de sus componentes, diremos en cuanto a “Los Brujos” como grupo que sonaban bien lo primero, que a pesar del refrán de que nadie es profeta en su tierra fue aceptado y querido por la gente joven de entonces, que fueron pioneros en su ámbito local, y que obtuvieron grandes éxitos. En especial la canción del Virus de -producción propia- (Si señor, escrita y producida por “Los Brujos”). ¡Somos el Virus, la enfermedad. .! Así comenzaba… la gente se poma como loca con ella y la ejecución, inmejorable… Pedro se crecía mucho… y si estaban un poquito templados, aquello era el delirio. Esa creación nos puso por las nubes. También tuvimos algún fracaso, que hay que reconocer humildemente… fue en una boda, la de «La Pariguisa- precisamente. A la mitad de la actuación, el padrino se empeñó en pedir el carné de músicos, naturalmente no lo teníamos, nosotros éramos solo estudiantes. Bueno, pues tuvimos que parar de tocar, con el consiguiente escándalo de todos los invitados que se quedaron sin baile. Gracias a Segundo (el hijo del tío Evaristo) que salió al quite con su carné y su acordeón, se subió al escenario, se abrió de piernas y se arrancó con “Madrecita María del Carmen” de Manolo Escobar. Y de esa manera se reanudó el baile. Pero la presión social de la gente joven, hizo reconsiderar al padrino su actitud, reiniciándose nuestra actuación para el feliz disfrute de todo el mundo. Aquel traspiés, fue muy desagradable y algo bochornoso. En los mismos salones que ocurrió el incidente del carné, -«Los Salones Villalba»-se obtuvieron también grandes éxitos por Navidades con «La vida sigue igual», «Noches de blanco Satén» y otras novedades que se incorporaron al repertorio habitual. Los mayores éxitos que se recuerdan de los Brujos fueron en las Ferias y Fiestas del año de su debut, las del 1.969 doblando actuación como los grandes: por la tarde en la terraza del cine España, y por la Noche en los salones improvisados al efecto de Juan Serrano Después de cada actuación sin tregua ni descanso y con el remolque de mano, hacíamos la mudanza Y así todos los días. Gran éxito proclamado y reconocido por todos… y en el reparto final tocamos a 17.000 pesetas de la época, que era mucho. Canciones de memorable recuerdo que se incluían en el repertorio fueron: todas las de “Los Albas” (Los ejes de mi carreta, El vagabundo, etc) El rock de la cárcel, La mano de Dios, Mañana mañana, Angelitos Negros en versión de Fausto Leali, , Mi gran noche, La Bamba, Tres cosas, El vuelo 502. Corazón loco, El ritmo del silencio, La casa del sol naciente, El Virus, Borracho. El sorbito de Champán, Guantalamera, varias instrumentales a imitación de Los Shadows, La bámbola, Las tres de la noche, y un sin fin de preciosas canciones que hicieron las delicias de nuestros paisanos, y de nosotros mismos que lo pasábamos tan bien v nos dábamos tanto pisto… sobre todo con las chicas, claro. En el año 1 989 con motivo del 20 aniversario, reapareció el grupo actuando para La Peña’: que aplaudió y recordó con añoranza los maravillosos años de su juventud. De todo lo anterior, existe documentación gráfica y sonora, así como carteles anunciadores que dan fe de cuanto aquí se dice.
En Villafranca a 10/10/2.011
Los Brujos